Anna Schuhl

“Nosotros, católicos reformados, participamos abiertamente” en la Marcha en Defensa de la Madre Tierra porque “nuestros hijos lo necesitan” aseguró señora Espinosa, miembro de la Iglesia luterana Cristo Rey. “Ojalá que los peruanos y todo el mundo escuche nuestra voz”, comentó.

Para esa cristiana convencida, la Iglesia debe comprometerse con el cambio climático: “Todos debemos participar”. En efecto, los temas ambientales son un asunto religioso. Los cristianos y cristianas comparten muchos ideales con otras organizaciones laicas presentes en la movilización de la Cumbre de los Pueblos, como el sentido de comunidad y de reciprocidad.

De la misma forma que el grupo de la Iglesia luterana Cristo Rey, varios pequeños grupos evangélicos se unieron a los movimientos sociales y las ONG que se desplazaron por las principales avenidas de Lima.

Por ejemplo, para, el señor Vargas, miembro de la organización internacional Cristiana Paz y Esperanza, “el cambio climático es un asunto de derechos humanos”. Su organización evangélica protestante considera que defender el medio ambiente y la madre tierra “tiene que ver mucho con lo que entendemos nosotros cristianos y cristianas con el mandato de cuidar la creación, es un asunto crucial” .

Para él, el cambio climático es causado por los gobiernos y por las grandes empresas que monopolizan el poder y el control de la economía, y que “están preocupados fundamentalmente por la acumulación de riqueza y no por el bienestar ser humano”. Puesto es un tema de derechos humanos, el cambio climático concierne a todas las iglesias y a todos los pueblos.